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Al Celebrar sus 39 años de vida institucional, COANIQUEM le rindió un homenaje que destaca a esta persona extraordinaria.

Muchos profesionales han entregado su corazón y trabajo a esta obra. Algunos se dan a conocer más que otros. Otros, parecen invisibles. Pero sin ellos, ningún proyecto puede surgir.

Hoy recordamos a una de esas manos invisibles en el desarrollo de COANIQUEM.

Sin su trabajo, su generosidad y sabiduría no estaríamos celebrando hoy.

La llamamos, la Tatá, la Señora Chita, la suegra del doctor: Elcira Jarpa Gana.

Entregó su corazón y su experiencia durante 25 años en esta obra de bien.

A los 60 años, tras toda una vida de trabajo y cuando hubiera querido descansar, asumió como Directora Ejecutiva de COANIQUEM.

El Doctor Ayala nos cuenta: “En esa época éramos unos cabros chicos y teníamos la escoba en la administración, hasta que llegó nuestra Gurú, la señora Chita, que rápidamente nos llamó al orden y nos enseñó desde cómo hacer un balance hasta crear el departamento de finanzas”.

Tras 3 años de intensa labor pasó a formar parte del directorio de la Corporación.

Sergio Domínguez recuerda: “Tenía un espíritu de servicio impresionante, era como un Boy scout, “siempre lista” para todo lo que se necesitara”.

Desde los 76 hasta los 87 años de edad fue miembro de la Junta Directiva de la Confraternidad de Cristo Flagelado.

María Ester, su hija nos relata: “Mi mamá nos enseñó con su ejemplo a vivir cada día el olvido de sí misma para servir a los demás, viendo en ellos a Jesucristo. Su camino de
entrega generosa, de trabajo y sacrificio silencioso y permanente se refleja en su apoyo incondicional y desinteresado a COANIQUEM.

Hasta los 87 años fue a Pudahuel a servir a los más necesitados con su permanente sencillez y alegría”.

Elcira vivió su niñez y juventud en Quillota.

Era la primera del curso, tanto que las monjas la adelantaron dos veces de curso y salió del colegio a los 16 años.

En 1945 se casó con Rafael Goldsack Maturana, “Mi Palelo” como ella le decía.

A los 32 años, con cuatro niños pequeños, uno de ellos de 5 meses de vida, enviudó. Su nieta, la doctora María de los Ángeles Rojas nos cuenta “La Tatá siempre había soñado con ser ingeniero, porque era muy buena para las matemáticas; pero sus papas no la dejaban ir a la Universidad. Como era muy osada, se escapó de su casa en Quillota y se fue a Santiago a la casa de una prima. Dio a escondidas el “bachillerato” y lo aprobó con honores. Pudo ser ingeniero pero en esa época era mal visto que las señoritas estudiaran, así que la Tatá se quedó viuda y sin profesión”.

Elcira comenzó a trabajar en Capredena, La Caja de Previsión de la defensa Nacional. Su jefa y amiga entrañable, Carmen Ibar, siempre contaba “Llegó la chita y en su primer día de trabajo cuadró una extensa planilla de pensiones, ¿Y la máquina de sumar, dónde está?, le pregunté; “no sé usarla” contestó humildemente, ¿Y cómo lograste cuadrar esto tan rápido?, “Sólo sume con la mente” contestó.

Con el talento que tenía pudo conformarse, pero Elcira estaba decidida a dar todo de sí para sus cuatro niñitos. Así que trabajaba de día, cuidaba a sus hijos por las tardes y por las noches salía a estudiar. Así tras seis años de gran esfuerzo se recibió de contador auditor.

“En mi trabajo, de haber comenzado en el último lugar del escalafón, el número 17, llegué a ser gerente general de la Caja, manteniendo el puesto de la mejor compañera”.

Elcira fue una de las primeras mujeres en Chile en tener esta posición, su jefe directo era El Vicepresidente de Capredena, “El Vice”, como ella lo llamaba con tanto cariño.

Todo el esfuerzo valió la pena.

Sus cuatro hijos se convirtieron en profesionales y le dieron 20 nietos y 54 bisnietos, a muchos de los cuales conoció y amó con gran ternura.

Toda su colaboración fue ad Honorem. Por todo esto y mucho más, hoy estamos rindiéndole homenaje. Honores a una mujer excepcional que se dio por entera para sacar adelante a su familia y sin descansar siguió ayudando a miles de familias del país.

Elcira Jarpa Gana

Nació el 25 de julio de 1920 y falleció el 21 de enero de 2018 en Santiago., Directora Ejecutiva de COANIQUEM 1980-1986, Directora Corporación de Ayuda al Niño Quemado 1982-1996 Directora Confraternidad de Cristo Flagelado 1995-2007

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